Fallas

Las Fallas, Haros y Brandons del Pirineo han sido inscritas por la UNESCO en la lista representativa de patrimonio inmaterial de la humanidad en 2015. Esta tradición ancestral hermana a unos 60 pueblos pirenaicos de las tres fronteras estatales en la celebración del solsticio de verano, la noche más corta del año. 

El camino de las fallas en Bonansa comienza con el ascenso al cerro de San Aventín. Junto a la ermita del mismo nombre se desarrolla una cena antes de la caída de la noche, cuando se enciende el faro, una hoguera preparada para la ocasión, y van encendiendo las fallas.
 
Los fallaires bajan por la montaña en fila con sus fallas en llamas, generando un rio de fuego muy espectacular. Están transportando el fuego purificador, el fuego con el que pretenden dar fuerza al sol para el próximo ciclo solar, hasta su pueblo. La entrada a la plaza es uno de los momentos más emotivos, los fallaires entran al pueblo entre aplausos de los numerosos vecinos y visitantes que cada año acuden a verlos, comienzan a correr por las calles del pueblo, para repartir bien los efectos purificadores del fuego, quemar lo malo del año anterior y comenzar limpios el nuevo ciclo.
 
El recorrido termina en la Plaza Mayor, donde espera preparada una gran hoguera, que se enciende y alimenta con el fuego de las fallas. A partir de ahí, música, bailes, conversaciones, un poco de torta y algo de beber. Para más tarde terminar los más valientes saltando la hoguera y pensar que todavía queda un año para volver a vivir el día más especial para los bonansines.  

Fotografías Jordi Clariana