Historia

Territorio de frontera, tierra de conflictos políticos, de entrada cultural, línea de intercambio comercial, de influjo de lenguas y hermanamiento de pueblos. Bonansa se encuentra en España pero pegada a Francia. Está en Aragón pero muy cerca de Cataluña. Bonansa es Pirineo al sur sin dar la espalda a sus vecinos del norte. Su ubicación hace de este enclave una fuente de influencias y vanguardia que queda constancia en la interpretación de su pasado y en la comprensión de su presente.

Los primeros vestigios humanos tienen constancia en el Dolmen de Santa Llúcia, un enterramiento megalítico cercano a la ermita del mismo nombre que remarca la presencia de comunidades durante la Prehistoria. Cerca, en el Isábena, pinturas rupestres subrayan esta evolución.

La calzada que servía de paso entre las provincias romanas de la Galia e Hispania configuró a Bonansa un punto estratégico de parada por la presencia de la Font Vella (Foto), abastecimiento de los peregrinos católicos que transitaban por estos senderos hacia Santiago.

Fue la Edad Media el momento de mayores movimientos políticos y culturales que transformaron Bonansa y Ribagorza. La entrada musulmana dejó como cobijo defensivo los altos valles donde los cristianos de la Marca Hispánica se mantenían bajo la influencia de los monasterios de Obarra o Alaón durante los tiempos fundacionales de Ripacurtia. El poder político elevó en el municipio el Castillo de Pegá, de origen romano y ahora en profunda ruina, enclave desde el que se dieron los primeros pasos del Condado de Ribagorza, luego integrado en el Reino de Aragón y la futura Corona de Aragón.

El legado de este periodo está en las piedras. De ermitas, de iglesias, monasterios, de casas fortificadas. Es el románico esta herencia que se levanta todavía en Ribagorza y que tiene en Bonansa distintas muestras de su valor. Templos religiosos y laicos como Casa Navarri, en la plaza de Bonansa, donde nació Joaquín Maurín, escritor y político que dedico su vida a la clase obrera como pone en la placa de la fachada y que fue fundador del POUM. 

Las disputas por el control de estos territorios fronterizos provocaron distintos conflictos con la huella cultural marcada. La Guerra de la Ribagorza fue el último duelo antes de otros acontecimientos modernos que guardan triste recuerdo como la Guerra Civil o la Dictadura. El paso a la fuera época de paz con la entrada de la Democracia ha abierto una situación de progreso donde el turismo se ha unido a la tradicional ganadería como motor de la vida económica de los habitantes de Bonansa.

Fotografía de Jordi Clariana